lunes, 30 de julio de 2012

Leyenda Ucumi


Estoy a punto de llegar a mi país, pero, quiso el destino que pasara por Cuba, para entrar a mi Patria. Al llegar a la Isla ví de inmediato el dominio del Imperio del Mal, no dejan progresar a este país. Lleno de bares, centros nocturnos y cantinas y demas, todo para entorpececer el progreso. Vino a mi mente hechos de armas para sujetar a este País desde el Siglo XIX, por parte del imperio del mal. Y para no variar, recordé la historia de Ochosi.

En Cuba a mediados del Siglo XIX, todos los negros que lograban obtener su libertad tenían que recurrir a la caza, porque no tenían otra manera de subsistir.

Ochosi, el personaje de nuestra historia era uno de ellos, vivía con su madre. Eran seguidos los días en que casi no comían porque la caza era mínima, sólo podía cazar palomas aunado a su poca puntería.

Todos los días al amanecer era la misma historia, un hijo desanimado y una madre infundiendo ánimo a su hijo, pero Ochosi se desesperaba ya que siempre su cacería se reducía a matar una sola paloma.

La desdicha quizo que un día después de haber matado a una paloma se le apareció un extraño que conocía todo acerca de nuestro personaje. Se hizo aparecer triste cuando Ochosi le contó que su puntería no era buena. En ese momento le hizo una tentadora oferta, el extraño le dijo que podría cazar 24 palomas en una hora si le garantizaba que se las entregaba en su casa sin faltar una sola. Quizás Ochosi no dio importancia a eso y mas por quitárselo de encima, le dijo que si.

A partir de ese momento su puntería fue maravillosa, flecha que enviaba, flecha que cazaba a una paloma, así, cazó las 24 palomas para llevarlas a su casa. Ya en ella, las dejó sobre la mesa y le dijo a su madre que una persona iba a ir por ellas. Se regresó a la selva para aprovechar su racha, según dijo a su madre.

Ella, aún sin poder comprender el porqué su hijo sabiendo que no tenían comida, todavía se daba el lujo de regalar su caza. Pero en fin,.. Pensó ella, mi hijo sabe lo que hace y se dispuso a hacer la comida, en eso estaba cuando se le apareció a la puerta el extraño ser quien le manifestó que venía a recoger las palomas  que su hijo había cazado. La mujer se estremeció al verlo y solo acertó a decirle que pasara por ellas. Sin decir nada el extraño personaje las contó y solo dijo: ¡está bien. Adiós!. La buena mujer tuvo una sensación de terror pero nada dijo, solo pensó en hablar con su hijo cuando este regresara.

Mientras tanto nuestro personaje ya tenía un gran racimo, suficiente caza para varios días, cuando de repente empezó a fallar de nuevo. No alcanzó a razonar mas cuando de repente se le apareció el extraño ser reclamándole que le faltaba una pieza, que no había cumplido su promesa y por lo tanto el quedaba liberado de la suya.

Mañosamente el extraño le hacía énfasis de que a partir de ese instante ninguna de sus flechas daría en el blanco. Ochosi mordió el anzuelo y como en realidad él si había cumplido el trato, habló de más y dijo: si deveras es tan grande tu poder, haz que esta flecha al yo lanzarla, mate a quien te robó la pieza; el extraño sonrió y contestó: sea, lánzala.

Quedándole tan sólo dos flechas lanzó una, la flecha se elevó y se perdió; el extraño se retiró complacido diciendo: reconozco que tú no te robaste la paloma faltante.

Ochosi se dirigió a su cabaña, en cuanto llegó notó algo extraño, la puerta abierta le hizo dar un vuelco a su corazón temiendo una tragedia. Efectivamente su madre yacía con una flecha clavada en el corazón, al verse mutuamente, ella solo alcanzó a decirle: aléjate de ese extraño ser,  es el enemigo, es el mismo demonio, tu misión en esta tierra es cazar almas para el bien; al decir lo anterior, expiró. Ochosi, triste, con los ojos nublados por las lágrimas, solo alcanzó a salir de su cabaña y con su arco extendido al máximo, arrojó la última flecha al cielo. Cual no va siendo su sorpresa al dirigir su mirada al árbol más próximo, notó que ese extraño ser que le había ofrecido su ayuda, estaba mortalmente herido por su flecha, estaba oculto atrás del árbol, También falleció.

Cuando hubo enterrado a su madre, se dedicó a predicar, rescatando almas para el bien.

Solo rogué a Dios que algún día Cuba sea liberada del Imperio del mal que la asola.

Finales del año1948 y principios de 1949

domingo, 15 de julio de 2012

El tesoro del Volcan


En Guatemala existe un volcán al que se le atribuye la leyenda, situada en el Siglo XVI, durante la conquista y que a continuación narro.

Se dice que próximo a un volcán existía un poblado que consideraba al mismo casi como su guía, ya que cuando lo cubrían las nubes, consideraban que su deidad estaba enojado y cuando estaba despejado el mismo, entonces estaba contento.

En una ocasión cuando las nubes cubrieron al volcán, el pueblo estaba temeroso de ir a la guerra, se hicieron danzas y ceremonias en su honor para aplacar a su deidad, pero todo era en vano, las nubes continuaban cubriéndolo.

En una noche fueron sacrificadas tres doncellas, haciéndose una peregrinación para depositar los corazones en el cráter, llevando consigo a siete doncellas mas para sacrificarlas al borde del mismo cráter.

Durante la ceremonia, en la noche, una de las siete doncellas llamada Zina habló - mientras caminaba - con su guardián Belac. Como ambos se amaban, urdieron el plan de escapar entre la bruma y la obscuridad de la noche. La comitiva ni cuenta se dio.

Rato después ya en plena ceremonia al darse cuenta de que faltaba una doncella y un guardián, procedieron a buscarlos. No los encontraron.

Decididos a calmar la ira de su deidad, hicieron preparativos para la guerra y se lanzaron a la conquista de nuevas tierras, lo hicieron una y otra vez pero las nubes no desaparecían.

Mientras tanto Zina y Belac trataban de alejarse mas del territorio de su pueblo; un día mientras comían escucharon un estruendo desconocido para ellos, ¡eran los cañones españoles!, asombrados, desde la distancia vieron unos seres extraños a sus ojos y  optaron por regresar a su pueblo para dar aviso de su descubrimiento.

Cuando encontraron a una avanzada de sus compañeros de armas, Belac los detuvo y les manifestó lo que había visto, pero..... No le creyeron, pensaron que tenía miedo por haber sido descubierto y que estaba inventando esa historia, optaron por matarlos para poder – según ellos – calmar la ira de su dios.
Ahí mismo ejecutaron a la pareja de enamorados y sus cuerpos fueron trasladados hasta su pueblo. En donde después de presentarlos ante sus sacerdotes fueron arrojados al cráter del volcán. De inmediato las nubes desaparecieron.

Mientras tanto una avanzada de españoles se encontraba cerca del poblado a dos jornadas del mismo.

En esos dos días el pueblo natural se dedicó a celebrar el contento del volcán porque ya no irían a la guerra. En eso estaban cuando un vigía del pueblo descubrió a los extraños seres y estos a su vez descubrieron desde lo alto del volcán al poblado.

De inmediato el Rey ordenó guardar sus artículos de ceremonia así como sus joyas de arte. Los españoles que desde lejos ya se habían dado cuenta del oro de los naturales a toda prisa bajaron al pueblo.

El convoy que trasladaba el tesoro fue alcanzado por los españoles, los nativos huyeron, abandonando el tesoro dejándolo a merced de los extranjeros quienes embelezados como estaban por tanto oro y joyas, se entusiasmaron a tal grado que no escucharon un ruido extraño y cuando reaccionaron ya era tarde, la lava brotaba en grandes cantidades, pretendieron escapar cargando lo mas que pudiesen pero no lo lograron, un río incandescente se precipitó desde las alturas cayendo sobre los españoles; todo fue tan rápido que ninguno pudo escapar; en pocos segundos quedó un paraje desolado, todos quedaron sepultados. Poco después el volcán volvió a la calma.

Los naturales agradecieron a lo que tenían Fe, la protección de lo suyo y la muerte de los invasores.

Al correr de los años queda la tradición que pasa de boca en boca de un pueblo ya desaparecido y la leyenda del tesoro del volcán que nadie ha podido encontrar. 
Nadie - a quienes pregunté - supo ubicar el volcán, pero si me ratificaron la historia, la cual dí por verdadera. 

Solo me queda esperar a ver que el imperio del mal se derrumbe, debido a su ambición sin límite. sé que alcanzaré a verlo. Se - además - que tendré que hacer uso de una de las dos pastillas (que me fueron confiadas a finales de Abril de 1945) que traigo conmigo. (historia que narraré más adelante).

Guatemala 1948   

martes, 10 de julio de 2012

El Testamento de un desconocido


Al estar en Perú, después de recorrer algunos de sus muchos lugares interesantes, en un lapso en que me olvidé de lo acontecido en Europa, visité una playa, en donde vino a mi mente el recuerdo de una leyenda que mis papás me platicaron cuando era niño, antes de salir a aventurar, recorriendo mundo. Es muy bonito, como decía mi mamá, salir a visitar las tierras extrañas pero ya conociendo todo lo referente a las mismas. A veces ni los habitantes lugareños conocen su mismo terruño. Agradecí a Dios la preparación total para la aventura, que me brindaron mis papás.

A principios del Siglo XIX en la Ciudad de Lima, Perú aconteció el siguiente relato:

Un mendigo, de nombre Diego Azcán se encontraba a un costado de la Plaza Principal a punto de ir al albergue, cuando de pronto paró un  enfrente de él un carruaje. Descendió del mismo el Notario José Canaleja quien lo invitó a resolver un gran problema que tenía. Partieron de inmediato con rumbo  a la Notaría.

En la citada oficina se encontraba la Señorita Marta Eugenia Alcántara, quien procedió a antender al anciano y a explicarle el motivo de su petición.

Martha nació en la mansión de los Valera, era hija de un lacayo y de una lavandera, quedó huérfana a temprana edad, por haber fallecido sus padres. Quedó al cuidado de la cocinera de la casa,  que era su tía.

Su vida consistía en ayudar a su tía y en contemplar el mundo en que vivían los Valera. Mucho le llamó la atención de Don Gerardo, el patriarca de la familia, quién siempre permanecía aislado y triste por el comportamiento de su familia.

Un día lo vió ensillar, el mismo su propio caballo y preparar sus arrios para viajar. Lo vio partir y observó cuando al anochecer su familia lo esperó en vano.

Pronto surgieron los problemas, la familia gastaba mas de lo que ganaba, además sus ingresos, cada vez se reducían mas por no hacer inversiones y porque ninguno de la familia trabajaba.

Acordaron continuar con su tren de vida y al cabo de diez años entregarían la casa a sus nuevos dueños, quedando ellos de acuerdo en salir de la casa al cabo de ese tiempo, con solo lo puesto para irse a otras tierras a comenzar de nuevo su vida.

Así, pasaron los años y en faltando 15 días para entregar la casa, siendo por cierto, tiempo de invierno, cerca de la media noche, llegó un anciano harapiento y ya vacilante, a las puertas de la mansión. Apenas podía tocar el aldabón. Fue Marta, quien apenas alcanzó a escuchar los aldabonazos, superando el miedo que sentía fue a ver quien tocaba a esas horas., el escándalo de los perros ya era mayor. Al abrir el portón, el anciano apenas podía sostenerse en pie, Marta lo ayudó a entrar. Debido a tanto ruido, tanto la familia como los empleados, ya estaban a un lado del anciano, no sin recriminar a Marta su acción. Todos sin excepción querían que el anciano se fuera, sólo Marta abogó por él; a regañadientes aceptaron con la condición de que pernoctara en el granero y la sirvienta se hiciera cargo del anciano.

En eso estaban cuando el anciano tomando un sobre de su saco, se los mostró y les dijo “esperen... por favor... guarden este sobre y ábranlo cuando yo haya muerto”. Todos al unísono soltaron la risa. Exclamando: ¡un vagabundo dejándonos su herencia!, continuando con su risa.

Marta condujo al anciano hacia la cochera para que el anciano durmiera un poco mas cómodo.

Al reposar el anciano, le confesó a la sirvienta que él era su antiguo patrón Don Gerardo Valera y que era otra vez el dueño de la casa, le mostró el titulo de propiedad de la casa que había recobrado mediante el pago de ochenta mil soles oro y el testamento. Azorada, Marta le preguntó que cómo le había hecho para ello si ella lo había visto partir con sólo su vestimenta y su caballo.

Don Gerardo le dijo: al salir de mi casa y estando sumido en mis reflexiones vi de repente en frente mío una carreta atravesada y un individuo que al tiempo que me hacía señas, me decía, “por favor caballero apeese y escúcheme, usted ha sido favorecido por la fortuna al pasar por aquí, no tema, solo escúcheme”.

Al apearme, el desconocido me confesó que era un navegante, que venía del Puerto de El Callao, en donde permanecía su nave, en acto seguido me mostró lo que ocultaba bajo la manta. Era oro, ¡oro puro! y me invitaba a que lo ayudara a acabar de extraer el resto del oro, ya que él solo no podía hacerlo. Le pregunté porqué me había escogido a mi y me dijo que no, que lo había hecho al azar, ya que él atravesó la carreta y murmuró, que invitaría al primer hombre solitario que apareciera y yo era el primero

Mientras íbamos rumbo al puerto, me convencí de que era preferible correr el riesgo, ya que mi familia no me tomaría en cuenta. Así fue, al llegar al puerto éramos tres personas, el navegante, un minero y yo. Ese mismo día embarcamos con rumbo a la Isla  desierta, al llegar, anclamos y bajamos lo necesario para extraer el oro. Nos propusimos cargar la goleta hasta lo mas que se pudiera. Después de dos días de intenso trabajo estuvimos  de acuerdo en  cargar lo que ya habíamos extraido, pero en ese instante un fuerte oleaje estrelló la goleta contra los arrecifes hundiéndola. De mil manera subsistimos por no sé cuanto tiempo; un día el navegante que me invitó, enloqueció, agarró el bote de remos y se hizo a la mar. No lo volvimos a ver; tiempo después el minero amaneció muerto; hasta que por fin tiempo después apareció barco de guerra peruano que me rescató. Les narré mi aventura y me trajeron a puerto, sano y salvo con todo mi cargamento de oro.

En el Callao, negocié todo el oro para evitar problemas posteriores y me dirigí a Lima, ahí recuperé mi casa y dicté mi testamento ante el Notario que siempre se hizo cargo de mis asuntos. El me informó del comportamiento irresponsable de mi familia y..................... contra lo que me esperaba, nadie extrañó mi partida. Volví a comprar mi casa, la cual junto con el efectivo volví a heredar a mi familia, terminado lo anterior me dirigí a mi casa y.,. ¡ya ves!, nadie me reconoció, todavía se mofaron de mí; ahora me arrepiento y pido a Dios que cambie mi testamento, quiero nombrarte a ti como heredera universal.

En acto seguido procedió a dormirse pues estaba muy cansado, yo también dormí cuidándolo. Al amanecer mi impresión fue grande, pues el Patrón estaba muerto. Cuando me controlé a mi misma busqué en sus bolsillos el testamento y ... ¡no lo encontré!, por lo que corrí a la casa del Notario para contarle todo lo ya narrado. Don José Canaleja comprobó después la muerte de don Gerardo y pudo comprobar el estado de ánimo indiferente de su familia.

Es por todo lo anterior por lo que requerimos su ayuda, le dijeron al vagabundo Diego Azcán, preguntándole enseguida ¿usted como mendigo, en dónde ocultaría un testamento?, a lo que el anciano Diego dijo: ¡ya comprendo!, esperan que yo les ayude, ...........lo haré con mucho gusto. Al quedar pensativo por un rato, rompió el silencio y les dijo: ¡yo lo hubiera dejado aquí en su Notaria, oculto en un cajón!. Asombrados el Notario y Marta lo dejaron que buscara y sin muchos alardes ni aspavientos, el anciano se dirigió a un cajón, al abrirlo, ....¡ahí estaba el testamento!.

Asombrado el Notario del acontecimiento, cumplió con el trámite legal, convocando a los posibles herederos. Días después en presencia de todos fue abierto el testamento y se le dio lectura. La heredera universal era ¡Marta Eugenia Alcántara!. La sorpresa para el mismo Notario era mayúscula, pues tenía su letra, sus sellos y su firma y por si fuera poco, la firma de Don  Gerardo Valera.

La familia ya no hizo ningún reclamo, se comportó conforme a la situación y no cayendo en la vulgaridad del reclamo, abandonó la Notaría.

Marta cumplió un sueño de Diego Azcón quien desde niño, quiso ser cochero de una gran familia. Su sueño se realizó, Marta lo nombró su cochero, oficio que realizó hasta su muerte.

La familia del difunto, se convirtió en los sirvientes de la nueva dueña, la  antigua sirvienta.

Se decía allá por el año de 1946, que todavía existían las ruinas de la que fue la famosa Mansión Valera.
Después de recorrer la mayor parte de centro América, pasé a Guatemala, país que siempre he querido conocer por su cultura pasada (mayas) y actual. 

Recordé como la ambición del imperio del mal, había destrozado Europa, el ver cómo pasa por sobre todas las cosas y seres sin importarle nada. Sé que por lo mismo, la ambición pierde, se aniquila ella misma o con ayuda, El anterior pensamiento me hizo recordar la siguiente leyenda: