lunes, 4 de junio de 2012

Copán


Hace años, en una de mis andanzas, logré visitar Copán y digo que logré visitarla porque por esos años era un poco mas difícil su acceso.
Cuando estuve en un punto adecuado y pude contemplar en todo su actual esplendor su pasada grandeza, hubo un algo que sobrecoge el corazón.
Después de recorrer una parte de sus vestigios, me senté a descansar a la sombra, oré y recé dando gracias a Dios por permitirme conocer tan majestuosa construcción. El primer impacto que recibí, fue un sentimiento de tristeza, empecé por recordar como nuestros hermanos de Centro América fueron separados de nuestra Patria en el Siglo XIX, cuando que todo el mundo Maya es uno sólo.
El segundo impacto fue escuchar el lamento Maya de éstas tierras, un lamento ocasionado por la serpiente que todavía se enseñorea por el Centro de América, la cual sembró la discordia entre hermanos y fue arrancada a México esta porción de tierra como quien arrebata un niño gemelo de su otro gemelo; quiera Dios y le pido, que llegue el día en que todos volvamos a ser un solo País.
En eso estaba, cuando escuché otros lamentos, los cuales, en forma instantánea percibí que eran emitidos por Pulkjá; al observarme el guía, me dijo: ¿los escucha?.....son cosas que no están escritas, pero sucedieron; a una seña mía dejó de hablarme y esto es lo que a mi mente vino:
Copán era una Gran Ciudad, en donde los hombres de ciencia estudiaban los astros y todo lo correspondiente al estudio del cielo, lograron hacer un calendario mejor que el conocido en Asia y Europa. Todo estaba en su apogeo, todo progresaba, pero........
En un Palacio al cumplir los 17 años, estaba la Princesa Nictún, negándose a ser preparada para su boda con el Noble Pulkjá, ella argûía que no lo conocía, que no obedecería a su padre, que deseaba vivir, que conocería el mundo antes de casarse. Las doncellas se alejaron muy tristes.
Tan pronto estuvo sola la Princesa, se disfrazó y habiendo tomado sus armas como amazona, salió del Palacio y se fue en busca de la desterrada, la vieja Hulbae, quien vivía muy lejos del reino, en la espesura de la selva. Hasta allá llegó y cuando se identificaron después de saludarse, la Princesa Nictún le pidió que le cambiara las facciones de su rostro (ahora se conoce como Cirugía Plástica), la vieja Hulbae se negaba pues aún recordaba que por haber cambiado las facciones del Príncipe Kanhú había sido castigada y desterrada del reino.
Sin embargo la Princesa la convenció, ofreciéndole entre otras cosas que se fuera a un pueblo cercano al mar. Cuando se arregló el trato, procedió a la cirugía, la cual se hizo en medio de gran tranquilidad, con conocimientos antiquísimos, sin cicatrices, sin huellas y sin aspavientos.
Terminada la cirugía la Princesa salió al amanecer de la choza, lo mismo que Hulbae, pues sabía que la castigarían por cambiar los mandatos divinos, muy respetados en ese entonces..
Por la tarde del nuevo día, mañosamente las doncellas en el Palacio Imperial, dieron la noticia al Rey, su padre, quien al enterarse se entristeció, con gran dolor verificó que su hija había escapado, ordenando entonces, fueran en su búsqueda; el Rey y los sacerdotes estaban tristes y afligidos por la desobediencia de la Princesa, además de que sabían que era merecedora del castigo correspondiente.
Regresaron hasta el amanecer del día siguiente los que habían ido a buscarla informando que no la encontraron. Con gran pesar fueron a informarle al Noble guerrero Pulkjá la mala nueva, lo cual entristeció enormemente su alma sencilla. Después de orar y meditar pidió permiso al Rey para retirarse y llevar vida de ermitaño, a lo cual fue autorizado, no sin antes decirse: ¡Nictún huyó de mí, sin conocerme, juro que si algún día se arrepiente, yo la rechazaré!. ¡Jamás me uniré a ella!.
Así, Pulkjá se fue a vivir lejos de Copán y empezó a construir su casa, pero ...........a lo lejos, el pájaro Pujuy lo observaba y también al volar observaba a la Princesa Nictún.
El destino quiso jugarles una trágica broma, la cual sucedió de la siguiente forma:
El Pujuy buscó a la Princesa y se posó cerca de ella, al reconocer al ave, por ser la que orienta a los caminantes, se dejó guíar por ella, siendo conducida hasta el lugar donde se encontraba el Noble guerrero. Los dos jóvenes sin conocerse, sin saber su origen quedaron sorprendidos y prendados uno del otro.
Ella le pidió que no le preguntara su nombre y él le dijo que quería olvidar su pasado; hecho el pacto acordaron vivir cerca uno del otro, ella confió en el joven y viceversa. Pulkjá construyó una cabaña de madera para su amiga. El cazaba y llevaba fruta, ella preparaba los alimentos y compartían a mitades.
No se hablaban, respetaban cada uno la independencia del otro, pero se fueron enamorando con el correr de los días. Hasta que no soportando mas el Príncipe le pidió a la desconocida que aceptara casarse con él, la doncella aceptó no sin antes decirle que nunca preguntara acerca de su pasado, lo cual aceptó el Noble. Los dos jóvenes se encaminaron hacia Copán.
Los padres del jóven guerrero estaban felices. Nictún a quien nadie había reconocido fue depositada en el Palacio Imperial, por tratarse de la prometida de tan ilustre guerrero Noble. El Rey no reconoció a su hija pero la aceptó imaginándose que fuera ella, para suavizar en algo su dolor. La alojaron en la alcoba de la Princesa. La “desconocida” por supuesto que reconoció todo lo que había dejado. Le fueron dadas para su compañía las mismas doncellas quienes a sus órdenes se pusieron.
Pero un viejo sacerdote, celoso de su deber, para evitar daños al Reino pidió al Rey ser informado si es que Pulkjá había hecho o no algún juramento antes de comprometerse con “la desconocida” y se le informó que solo había jurado no casarse con la Princesa Nictún, lo cual pudo confirmar por boca del mismo guerrero. El sacerdote se retiró tranquilo. Los preparativos comenzaron, todo iba bien, pero....el enemigo nunca descansa y quizo que un día en forma impensada el Sacerdote escuchara que “la desconocida” tenía un lunar en el hombro izquierdo igual que la Princesa. El alma del sacerdote se cimbró pues presagió lo malo para el reino y todavía perturbado vinieron a su mente los trabajos de Hulbae, por lo que ordenó a un comando que fueran a buscar a la vieja Hulbae. Después de varios días dieron con ella y fue llevada ante el Sacerdote quien le escuchó confesar que efectivamente ella había cambiado las facciones de la Princesa. Acto seguido ordenó le fueran dados cien azotes y se le depositara en la choza que se le asignó originalmente.
Mas perturbado todavía por la tragedia que se cernía sobre el Reino se dirigió de inmediato al Palacio Imperial en el momento en que el Rey estaba dando su aprobación al matrimonio.
Gritó: ¡alto! ¡que se suspenda la ceremonia! ¡ésta boda es imposible! Y en acto seguido explicó las causas, Nictún encolerizada gritó ¡gran sacerdote pérfido!, ¡tu corazón está seco para el amor, por eso quieres destruirlo!. A su vez Pulkjá exclamó con gran sentimiento ¡perjuro o no, yo me casaré con ella!. El sacerdote sólo alcanzó a decir, nadie puede ya salvarlos, gran tragedia para el Reino; entonces Nictún alzando los brazos e invocando al cielo dijo: ¡castiga la maldad de este reino, oh poderoso Señor!.
En forma inmediata una extraña niebla avanzó sobre Copán, la gente sentía que se asfixiaba. Nadie sabe que tiempo duró esta situación porque los habitantes apenas tuvieron tiempo de recoger sus pertenencias y huir. Salieron millares de seres de éste reino. Sólo Pulkjá y Nictún abrazados, quedaron dentro del Palacio allí murieron.
Pasados los años cuando la niebla se disipó, dos pájaros Pujuy llegaron al Palacio donde quedaron Pulkjá y Nictún, lanzaron su canto lleno de misterio y en seguida las dos almas de los enamorados salieron del Palacio Imperial siguiendo a las aves. Después renació la vida silvestre en la ciudad abandonada, poco a poco brotaron las plantas, los árboles, los animales empezaron a llegar, dando vida así otra vez a Copán pero ahora deshabitada.
Ningún ser humano volvió a la Ciudad castigada, el perjurio, el odio y el destino acabaron con ella; la selva y su vida natural la envolvieron durante siglos. Tiempo después se descubrieron sus ruinas, pero aún en el Siglo XX cuando las visité, aseguro que se escuchaba el lamento del Noble Pulkjá. Ignoro que trataba de decir.

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